Lucio Hernández: Reseña de su vínculo con el básquetbol puertovarino.

Lucio Hernández Oyarzún, un nombre que resuena en la historia deportiva y política nacional, dejó una huella en el básquetbol de la ciudad de Puerto Varas. Si bien es conocido principalmente por su papel como el mánager de Martin Vargas en el mundo del boxeo, su vida y carrera abarcaron mucho más que eso.

 

Nacido en Achao en 1934, Lucio enfrentó desde temprana edad las dificultades de llegar al liceo: ‘El más próximo era el de Castro, y para llegar allá los muchachos tenían que salir a caballo, caminar largos kilómetros por la playa, balsear en una lancha chilota para atravesar hasta Quilquico, caminar nuevamente para abordar un bote a motor — expresión máxima de la civilización— y atravesar a Castro.’ (Revista Estadio, no. 99, 1975.)

En su niñez, Lucio Hernández era un apasionado del fútbol. En aquellos días, en la localidad de Achao, solo existía un club deportivo, el “Porvenir,” y las oportunidades de participar en actividades deportivas estaban reservadas para los jóvenes en su adolescencia. Ante esta limitación, Lucio tomó la iniciativa de fundar el club “Unión Juvenil” junto a un grupo de niños de edades comprendidas entre los 8 y los 12 años. Actualmente, el club sigue vigente.

El fútbol era su pasión, y soñaba con jugar para Universidad de Chile ‘Yo era centrodelantero, y me imagino que debo haber sido del tipo de Rene Meléndez. Cuando pasé al liceo de Ancud e iba de vacaciones a Puerto Montt, me hablaron para traerme a Universidad de Chile, lo que acrecentó mi hinchismo.’ (Revista Estadio, no. 99, 1975.) Después de un desalentador intento por unirse al club universitario, Lucio se dedicó a estudiar en Santiago y regresó al sur como profesor de educación física. Sin embargo, su conexión con el deporte estaba lejos de terminar.

 

Lucio Hernández encontró su verdadera pasión en el básquetbol. Se convirtió en árbitro y entrenador en Puerto Montt, forjando un equipo invicto que se coronó campeón nacional en un torneo escolar primario ‘En mi escuela trabajé 3 años con un grupo de muchachitos que fueron campeones nacionales invictos en un campeonato escolar primario que se jugó en Coquimbo. Creo que ése fue el primer antecedente del manager; mis sueldos de profesor se fueron en ese equipo, mi casa fue una especie de internado, yo era el apoderado de los chiquillos, les enseñaba a cantar, a recitar, a actuar en teatro y a progresar en el básquetbol. En 1958, ese equipo —ya renovado— fue finalista con Ovalle en una olimpiada escolar que se hizo en Santiago; perdimos en tercer complementario y cuando ya nos quedaban sólo 3 jugadores en la cancha.’ (Revista Estadio, no. 99, 1975.)

 

Con el tiempo, Lucio emergió como un líder y organizador en el mundo del básquetbol. Era entrenador de la selección adulta de Puerto Montt y logró llevar a la ciudad su primer campeonato de básquetbol para estudiantes secundarios.

Sin embargo, su vida dio un giro cuando se convirtió en Gobernador de Puerto Varas en 1964, un cargo que ejerció hasta 1970, seguido de su tiempo como Regidor hasta 1973. Además de sus responsabilidades políticas, Hernández también se destacó como dirigente gremial (Presidente de la Federación de Educadores para la Provincia de Llanquihue, Presidente de la Federación Deportiva Escolar) y organizador de eventos.

 

Uno de los momentos más icónicos de su trayectoria cestera se produjo cuando lideró los esfuerzos para llevar el Campeonato Nacional de Básquetbol a Puerto Varas. En 1969, las ciudades de Temuco, Valdivia y Puerto Varas se postulaban como posibles sedes del torneo. Al presentar las candidaturas, la de Temuco destacaba como una de las más sólidas, incluso al exhibir su respaldo con la presencia de todos los parlamentarios de la región, sin importar sus afiliaciones políticas.

 

Julio Martínez, uno de los destacados comunicadores que documentaron el proceso, resaltó que las palabras sencillas de Lucio Hernández conmovieron profundamente a la audiencia. En su artículo, que tituló como “Puerto Varas ya tiene su Carlos Dittborn,” en clara referencia a la emotiva declaración de Hernández: ‘Nunca hemos hecho nada. Queremos hacer algo. Entregamos al básquetbol nuestra ciudad. Por favor, recíbanla’.

Además, en medio de la efusión del momento, JUMAR describió cómo el Gobernador se comprometió fervientemente con la causa: ‘Haremos lo humanamente posible por responder a esta responsabilidad. Los que pierdan al básquetbol podrán desquitarse en la ruleta. . . Y aunque exista veda, les prometo un buen salmón al almuerzo y la comida.’ (Revista Estadio, no. 1.382, 1969.)

En 1970, la ciudad de las rosas albergaría el campeonato nacional de básquetbol, con Valdivia como la hegemónica ganadora de esa época.

Caricatura de Lucio Hernández por Revista Estadio

 

Después de su paso por la política y el básquetbol, Lucio Hernández incursionó en el boxeo como mánager. Su pupilo más destacado fue el púgil osornino Martin Vargas, quien tuvo cuatro oportunidades de disputar el título mundial de peso mosca, aunque lamentablemente nunca lo logró. La relación entre Vargas y el ya fallecido Hernández terminó en desavenencias, con acusaciones de estafa y malos tratos por parte del púgil hacia su antiguo mentor. Martin Vargas declararía: ‘Siempre he dicho que no me arrepiento de nada, si pudiera volver el tiempo atrás volvería a ser boxeador. Lo que sí, nunca volvería a firmar con Hernández. Él me robó, me estafó, me vendió en Japón por 200 mil dólares.’ (Diario El Mercurio, 25 marzo 2002.) 

 

La vida de Lucio Hernández Oyarzún ejerció una significativa influencia en Puerto Varas, tanto en su papel como Gobernador y Regidor, como en su contribución al mundo del básquetbol, donde logró atraer uno de los eventos más destacados que la ciudad ha tenido el privilegio de albergar.

Related posts

Oscar “Huevo” Sánchez y sus clínicas de básquetbol en Puerto Varas

Wolf-Dieter Heim: reseña del fundador del Campeonato Nacional de Básquetbol de Colegios Alemanes

Ewaldo Klein: Reseña de su vínculo con el básquetbol puertovarino